viernes, 17 de diciembre de 2010

Clememte Suriano Mateo


Clemente Suriano Mateo.


Rindiendo honores al general Miguel Alemán con ediles acayuqueños.

1982-1985.


Clemente Suriano Mateo.

Se me hizo tarde, son cosas que suelen pasar en la vida y, en este caso, también en la muerte.

No tuve tiempo, nadie me previno. Diría Jorge Luis Borges: «Si para todo hay término y hay tasa, y nunca más, y se acabó, y olvidó, quien nos dirá de quien, en esta casa, sin saberlo nos hemos despedido...».

Cuando me enteré que el profesor Clemente Suriano Mateo había fallecido, ya lo habían sepultado... Eso fue en diciembre del 2002. El maestro, cumplirá este 10 de diciembre su tercer aniversario luctuoso, 3 años de que se nos adelantó en ese viaje sin retorno y no había tenido oportunidad de recordarlo en estos espacios periodísticos, lugares de comunicación, que el mentor procuraba mantener y enriquecer con sus colaboraciones y como corresponsal por 12 años del Gráfico.

No me dio tiempo de participar en el sepelio de este personaje de Acayucan, que tuve la oportunidad de conocer muy de cerca en sus múltiples reflejos humanos. Político, líder, periodista, taxista, educador de verbo fácil, florido, folklórico... describía caminos, cañadas, campiñas, milpas y cañaverales. Vibrante cuando se dirigía a sus «hermanos campesinos».

Tenía un dominio especial del idioma, eso le daba derecho a usar con propiedad las palabras domingueras y las charlas cotidianas... circunloquios metafóricos, alegorías en su conversación. Podríamos rescatar aquí toda esa gama de frases, junto con sus anécdotas, para llenar muchas páginas ... no se medía el maestro en su riqueza de lengua ... sabía demasiado, del Dios Tláloc, de la selene, de los meteoros naturales, de la guapoyola y del pispiote y de la chichicuilota ... “entrale a Belén cantando”, “no le hagan a la ma…aldición gitana... “quieren acabar el mundo a p2...”, “que nadie me ninguneé” . frases más, frases menos que este señor, generoso en su léxico tanto como en su cuerpo, nos dejó en la memoria.

«El tribuno de Acayucan», me llamaba afectivamente en aquellos tiempos que compartimos lugares y responsabilidades institucionales. Enfatizaba el respeto a las instituciones en tiempos difíciles por los que Acayucan atravesaba... era entonces dirigente agrario, y síndico tercero, y diputado suplente...

Dirigente combativo, de opiniones fuertes y directas y valiosas.... Lo escuché, muy encabronado fustigar a los arrastrados y a los sin conciencia... Llamaba a los rateros, rateros y a los lambiscones, lambiscones.

Hace 3 años se jubiló de la vida el maestro. Se marchó físicamente de la calle Independencia del Barrio Tamarindo, donde lo extrañan y lloran su esposa y sus hijas, y sus yernos. Sus colegas de la asociación 7 de Junio, sus compañeros de trinchera política. Sus amigos de aventuras, por supuesto que lo recordamos también en esos lugares de reunión literaria, musical... Bohemia. Más de una vez hemos brindado por él, pero hoy, deseo significar su paso por esta vida, aunque se me hizo tarde, nunca lo será para rendirle homenaje modesto, sensible y fraternal, a quien tantas cosas profundas dijo, quien tantas cosas escribió, quien tantas cosas realizó ... Que continúe descansando en paz el maestro Clemente Suriano Mateo. Que descanse en paz su alma, la que pasó por la tierra con sus alegrías y sus dolores, con sus esperanzas y sus luchas...

Si el Todopoderoso me permite llegar a usted maestro, con un pequeño retardo, déjeme darle un abrazo caluroso... Hasta donde alcance.







Pepin Jimenez Zaragoza

Pepín Pinguìn.



Déjame que te cuente…


Por Sergio M. Trejo González.

Un libro abierto, es la vida de mi personaje de este ensayo. Una vida conocida por todos, hasta cuando se disfraza de rey mago o de su horrorosa majestad del carnaval…. ahora pretendo condensarlo en estas líneas, paso a paso.

José Jiménez Zaragoza, es su nombre propio. lo único propio que en realidad tiene porque, como todos, en realidad no somos dueños de otra cosa más que de nuestra propia existencia. Suelta mi amigo esa filosofía en los versos: “Esa seda que relaja tus procederes cristianos, es obra de unos gusanos que labraron tu mortaja, también en la región baja la tuya han de devorar. ¡De qué, pues, te has de jactar, ni en qué tus glorias consisten, si unos gusanos te visten y otros te han de desnudar”.

Estoy hablando de Pepín. Así, lo conocemos. Hijo de Polo Jiménez Ramón y Adolfina Zaragoza Román, con un revoltijo de hermanos de sangre, hermanos de fe y hermanos de lonche, que hasta donde yo deduzco se pueden mencionar a Zoila González Zaragoza, Martha Adela Fernández Zaragoza, Oralia e Idarosa Reyes Zaragoza, Rafael Navarrete Zaragoza (Agustín Lara) e Irma Jiménez Montiel y Javier Montiel, sin olvidar a Gregoria Jiménez Mayo ni a Delia, Josefina y Armando. Si los consanguíneos, afines y acogidos son bastantes, la nomina de hermanos de talacha y aventuras resulta interminable: Román Quiñones, Miguel Castro, Pancho Cañòn, José Luis “El Pelon” Susilla… hasta donde usted guste y mande.

Nació en la calle Hidalgo, en el centro de la ciudad de Acayucan, en la casa de don Calixto Terrón, sito entre las calles de Porvenir y Juan de la Luz Enríquez, un 18 de octubre del año de 1939. “Setenta y un años y pico”, dice tener, yo le creo eso, y todo lo que me platica, en su eje actual de actividades que es el Restaurante que tiene ubicado en el Local 5, a un costado de los andenes de la terminal de pasajeros de segunda clase.

“Popular hasta las cachas”, así se dice en la jerga popular, y yo lo menciono, como breviario, porque eso de las "cachas" es una expresión que da a entender que se es algo o alguien en la forma más profunda de todo. Las cachas, vienen de las armas efectivamente, pero no porque la empuñadura o el mango de una pistola o de una faca o machete sea menos importante, sino todo lo contrario. En un principio, sin la expansión del plástico y las resinas sintéticas de hoy en día, las asideras de los rifles y pistolas e inclusive algunas de artillería ligera, eran fabricadas en hueso; porque es un material resistente, aislante del calor, y debidamente tratado, muy durable. En el devenir del tiempo y con los diferentes movimientos armados en la historia, se propagó el uso de conectar a su arma con uno mismo como una extensión del propio organismo, pues de ella dependía la vida casi siempre. Esto, junto con la relación de la cacha con el hueso dio origen a la expresión de que uno era algo..."hasta la cacha". O sea hasta el hueso. Entiéndanse pues, que se puede ser algo hasta las cachas y tan solo expresas que lo eres hasta el fondo de ello… así es Pepín: lo más popular notable, patente y obvio que conozco. Es como es, de a verdad. Simpático, ingenioso y sociable. Pepín es como el personaje de la historieta creado por Yolanda Vargas Dulchê, y dibujado por Sixto Valencia Burgos: Pepín Pinguìn, sería el personaje de la esposa de Guillermo De la Parra Loya, de quien tomó lo de Memìn. Como tal negrito de la revista es el Pepín de nosotros, con infinidad de anécdotas, aventuras y sucesos que papalotean en su retentiva y en su vida; el lector debe saber que las bromas entre sus congéneres rebasan lo que cualquier editor o guionista de chacotas pudiera imaginar. La rutina de chanzas y venganzas amigables entre Pepín y sus compinches han estado formadas por una serie de sketches y gags de diferentes tipos de espontaneo humorismo: Humor negro, urbano, blanco, doble sentido y albur. El Guasón de Batman, al lado de Pepín es un inocente bufoncito. Lo asombroso de Pepín y su mordacidad y maña, es la improvisación, actuaba, y procede aún, de acuerdo a las características de cada uno de los amigos, clientes o invitados, llegando a la ridiculización, extensiva a terceros sin perder su toque fino, amable y caballeroso. En sus aventuras se dice que llegaron sentirse ofendidos o agredidos alguna victimas, con sobrada razón; terceros que nunca supieron el origen de la mofa. Aunque, debo significarlo: Únicamente se proponía con su banda crear situaciones cómicas en las cuales “el público” disfrutaba a “Pepín y sus estrellas”. Omito, en tal razón, nombres y extremos de su variedad… Cuentan que podía, por ejemplo, ocurrírsele a Pepín y camarilla darse a la tarea de pasar a los negocios, tienda por tienda a medirse, zapatos, camisas o vestidos, disque para comprar. Hacían sacar prendas o artículos diversos en mayoreo, para a últimas decir: Gracias, y salir rumbo a la cantina de Atilano Culebro o la de Juan “Colinche” o la de Wenceslao Patraca para celebrar el desbarajuste que dejaban en los establecimientos. Sin límites en las guasas, del Pepín y su caterva de amistades, me entero, de unos chascarrillos muy gruesos, que los castos ojitos no deben leer, por el grado e intensidad... Entre lo más leve: le ponía como máscara a algún compañero la pantaleta que se encontraba colgada en un tendedero… Así es, pingo y ocurrente, dicharachero y chispeante. Con valores de amistad que sobresalen en cada fragmento de su vida. Una vida difícil la de Pepín que vino superando a tumbos; esos vaivenes lo han convertido en persona satisfecha de su trayectoria existencial limpia y digna. Un ser humano hermoso, que ha gozado y sufrido en ese su rol de vida que ha sido en la filosofía ineluctable de tener que trabajar. Dejó la escuela cuando asistía al segundo grado de instrucción primaria precisamente por la necesidad que tenía en su hogar ubicado en esos tiempos allá por el rancho “El Rubí”. Luego de esa morada Pepín recorrió muchos lugares donde se alojaba. Un servidor lo recuerda como inquilino del señor Natividad Vázquez, ahí frente a las aguas purificadas “Santa María” en la calle de La Peña, en el barrio de Cruz Verde…frente a la esquina que se forma en tal calle con la Nicolás Bravo. Una casa de barro, era su vivienda, con teja, sombreada por un frondoso árbol que producía unos manguitos liliputienses, con sabor a manila.

Platicar con Pepín resulta un verdadero placer, es malicioso y hasta pícaro, pero también es dueño de una sinceridad conmovedora y un alma sin dobleces. Tiene una temible facilidad para provocar enredos y ofuscar la mente. No se inmuta para hablar de lo primero que se le ocurre. Ahora me doy cuenta que así como existe la escritura indeliberada, también existe el lenguaje oral mecánico… el más elemental y autentico. Con Pepín no puede nadie distraerse porque se lo come. En su forma de explicar las cosas se muestra humano en todo su esplendor. Comerciante de alimentos y bebidas y vacilador pero de muy buen corazón.

Decía que, Pepín deja sus estudios en la escuela Presidente Miguel Alemán, apenas siendo un niño, contra la voluntad de su señora madre…. En la necesidad de proveer recursos, al percatarse de la situación precaria por la que pasaba con su familia. Se acuerda y dice: “Quería tener dinero en mi bolsa. Siempre me ha gustado ganar dinero para poder comprar lo que necesito. Me daba cuenta de que la vida es dura y complicada y que tienes que luchar un poco para conseguir lo que hace falta”. Recuerda que laboró con don Marcelino Martínez Moreno en una botica que tenía en la esquina de las calles Ocampo y negrete. Realizaba la limpieza del local y, como dependiente, medio preparaba algunas pócimas con aceite de ricino, cherva, palma Cristi o que se yo. Ganaba 15 pesotes laborando de lunes a domingo. Era un dineral, “pero solo me guardaba con un varo porque lo demás le quedaba a mi madre”. Trabajó también con Don Juan Sampedro de la Fuente, por 60 pesos a la semana, despachando telas de ahí aprendió eso del rompe y rasga. Con Rodolfo Ureña prestaba servicios en una carnicería donde su mama cobraba 2 pesos diarios, que era su salario, más la carne y huesos que le proveían. Anduvo, todavía de chamaco, lavando baños, limpiando cuartos y patio en la zona de tolerancia, con Olivia Rosaldo Ortiz, en la Flores Magón. Con Modesto Peña Jara trabajó, cuando el negocio del autor de “cátedra” se reducía a un estanquillo semifijo, ubicado en la esquina del Palacio Municipal, una mampara que recordamos afuera de donde ahora se ubica el departamento de obras públicas y que en aquellos tiempos albergaba la oficina de correos. Salía a vender periódicos y revistas a domicilio. El ánimo de Pepín para ganarse la papa no ha conocido limites pues en sus pasajes existenciales se presenta un capitulo de Boxeador… se ríe de las madrizas que. Era por supuesto un box amateur. Después anduvo de cobrador y de chofer con Francisco González Acosta, el “Pancho Cañón”; era el encargado de darle “cran” por el frente, al Ford 51, con una manivela, tiempo cuando el dinero que se manejaba era monedas 0720 de peseta, tostones y pesos. Así la llevaba Pepín, hasta que se inicia como lavaplatos y después como barbacoero. Don José Villaseñor, le preguntó que si era cocinero y respondió: “Cuando la necesidad obliga hasta los derechos se pierden”. Comienza con la señora Clementina Domínguez, madre de Román Quiñones Domínguez, quien junto con don Miguel Castro Domínguez, formaron un fabuloso trió preparando banquetes para fiestas…Pero la vida es inescrutable, como los designios del Señor, cuando la felicidad parece completa, alguna circunstancia nos vuelve a la realidad de que todo es pasajero y que por momentos reímos y en episodios lloramos. Así, la realidad mágica y sonriente que vivía en estas artes y ciencias culinarias se vio interrumpida por un accidente… ocurrido un sábado 15 de mayo de 1981, ese lamentable mediodía, en la calle corregidora, como a las 12.30 horas. Cuando el tiempo apremiaba para cumplir un servicio gastronómico; Pepín checaba la cocción de la carne que se preparaba en cuatro tambos.1,2,3… en el tercero de los recipientes la tapadera se soltó, un tenedor de acero inoxidable se arqueo en la maniobra y tal flexión provocó que la punta se dirigiera hacia el ojo derecho de nuestro amigo… Las consecuencias resultaron terribles. solo recordarlo provoca una mescla de dolor y sentimientos difíciles de describir. El sobrino, Fernando Ramírez, lo llevó de ese lugar, casa de Miguel Castro, hacia Coatzacoalcos con el doctor Bringas… sangre, pus, sufrimiento. dolorosas inyecciones procurando salvar el órgano. Hubo que llevarlo a México. “Al hospital de Nuestra Señora de la Luz, por el monumento a la revolución. Ezequiel montes numero 136…” se acuerda del tormento curativo… no puede evitar una lagrima y la expresión de aquel deseo de mejor haberse muerto…”cuando sientas un dolor parecido al que yo siento, Dios quiera que tu lamento no sucumba en la ignorancia, y atraviese la distancia, sobre las olas del viento”.

A partir de este momento, prácticamente se escribe otra historia en la vida de Pepín que transcurre dentro en una serie de tratamientos delicados y agudos, hasta que poco a poco él va consiguiendo su confianza y… ya de regreso le comentó, a la que cobraba boleto de avión para su vuelta: “Señorita, a mí solo me debe cobrar medio boleto porque solamente disfruto la mitad del paisaje…”

De ahí, resulta aun más admirable y ejemplar el optimismo de Pepín para continuar en la chinga y en la brega… con esfuerzo económico logró adquirir del doctor Aquino el “burguer Master” de la calle Zaragoza, donde consiguió acreditarse nuevamente como excelente guisandero, Con sonrisa a flor de labio, platica de sus hijos, Verónica y Paco, mientras prepara sus tacos de cochinita pibil, su ceviche de zanahoria , su chicharrón en escabeche y la amplia variedad de su cocina; además me obsequia sus receta del menjurgue que guarda en su garrafa. Aguardiente remojando ruda, yerbabuena, pericón y cáscara de naranja,” seca… para que no se agrie”. Pócimas para la colitis e inflamación intestinal. Avena, Jamaica, toritos de cacahuate y no sé que tanto invento. “Aquí continuo ocupado, en lo que me gusta”. Saca sus fotografías antiguas, de cuando cumplió su servicio militar, con Oscar Alemán Rincón… “me falta una, de mi coronación como Rey Feo en el año de 1968”. Observo en él, que: La vida es bella, mientras estés dentro tú. Abre cuando puedas el libro de la vida y reinventa algo nuevo para que tu día sea más brillante que las estrella del ocaso, para que los valles te hablen de las soledad infinita y embriagadora; cuando las palabra es un suspiro constante de lente y mente cansina, no dejes de escribir el libro de tu vida, así aprenderás que hay días grises y también azules como es el cielo de mi sueño. La vida es un libro de página en blanco, dónde tu solamente tú eres dueño y señor de tu propio destino, nadie te robe la ultima pagina, nadie te la golpee, aprende a vivir sonriendo, como esas copas de champaña cuyo tañer alegra a quien escucha… Porque la campana del universo, doblará por alguien y quizá mañana seas tu quien escriba esto que no se termina; tal vez lo acabes tú por mí… Diría Pepín: Yo no canto por llamar, la atención que no merezco, yo canto porque padezco penas que quiero olvidar, que tan solo con cantar se va al viento nuestra pena, y yo tengo el alma llena, de pesares y amarguras, ¡más que en la mar hay anchura, más que en la mar hay arena!





sábado, 11 de diciembre de 2010

Transportes del Istmo

Transportes del istmo…Déjame que te cuente
Por Sergio M. Trejo González

Alguien, hace un par de días, en el marco de este diciembre, con duro cierzo otoñal, me solicitaba escribir algo… algo sobre la Sociedad Cooperativa de Transportes del Istmo. ¡Claro que se merece! Algo bonito hacia esa empresa, pionera del servicio de traslado; algo significativo de aquellos tiempos que han quedado lejos …cuando de personas, animales y bultos se llenaban las unidades ¡hasta la canastilla!; algo de la época de esas gentes que se han ido, como se fue mi señor padre, Guadalupe Trejo. Antes. Recuerdo…mire usted que recuerdo bien  acontecimientos, eventualidades, circunstancias…Corría el. Año de 1971, las primeras horas de aquel 6 de julio…1.30 horas… nadie se explica porque aquel velador, a quien se le daba en ese domicilio su cuota, y su propina (pa´ que le echara un ojito al 128, el “Santos Magdaleno”), asesinó a Santos Sandoval Rodríguez…por ahí se “fueron yendo” -- Teofilo Pedrero Custodio, el 2 de octubre de 1972, “mas después”, el 6 de septiembre de 1973  don Ricardo Carrillo  Alor … lo  alcanzaría su hijo Guillermo carrillo “de la Fontaine”,mi nunca bien ponderado “guillo”, hombre educado y caballeroso, se fue con su padre  en una coincidencia de edad, a los 61 años  los dos, el 6 de septiembre ambos.…Don Ramón Montejo ”Bonzo”…Carlos ”Quincho” Armas Bejar, en esa fatídica curva de Cosoleacaque. Recuerdo a muchos, algunos de apodo que refiero con todo respeto…Al “ lagarto parado” le sorprendió la muerte bajo de su camión, echándole mano a su caja de velocidades…Beto Alfonso, Chelino, “El flaco”, “El Chato” Constantino, don Fernando Suárez…Panchito  Sánchez, Paco Jara, El Prof. Fallo Cano, Nacho Barreiro… etcétera, … hasta llegar a la partida mas reciente, pero no menos sentida de Félix Padua Alor…Nadie se muere, solo es una mudanza, del otro lado ya esperan también el maestro Narciso ”chicho” Martínez, con Manuel…Manuel Alegria y Felipe”pinolillo”, Don Pablo y Mundo…allá se encuentran con don Juan Hernández, Manuel Velásquez con don Pedro y Rene, Julián Zarate, Dámaso y Cirilo Garduza… En esa región ignota no hay competencia…nadie espera un blanco, un verde o un azul…Ellos se adelantaron a descansar, donde todos vamos…Lo importante de ellos sigue en nuestro corazón…de todo quisiera hablar. Incluso deseo tratar no solo cuestiones de luto, nostalgia, quimera...Elena Garro y Silvio Rodríguez, dirían acaso:”Voy a cantarle al pasado recordando al porvenir… de una esmeralda de mar tengo una historia/No es muy completa : aun no se ha terminado/ Yo no la escribo: La escriben algunos hombres/ Yo estoy con tiempo para hacerlo en sus nombres…”
 No, necesito decir algo mas de aquella empresa, soñada por algunos hace cincuenta y tantos años, la mas importante en mucho tiempo para nuestra ciudad y región, con influencia política y económica, con impacto social decisivo desde que apareció…Algo mas, de  lo que Transportes del Istmo es… Quiero y debo significar, con los pelos en la mano,  aunque mi opinión modesta no incide para bien ni para mal en tal corporativo,  algunos renglones que un chamaco observo desde un discreto espacio… allá andaba Sergio Trejo en el salón de banderas, del palacio de gobierno, en tiempos de Rafael Murillo Vidal. Escuchando a un licenciado Ignacio Álvarez Lobato encabronado, gritarle, en ese recinto, a  un Ángel Cabrera ¡bandido! -Y abundó: “ Eso es usted, ¡un ratero!”..Quien podría olvidar la cara de ese señor (que defraudò a la empresa, y el rostro de impotencia). Si la impotencia tiene cara, seguramente es la que puso Ángel cabrera y la de su abogado…Recuerdo aun aquellas coaliciones en el puerto de Veracruz…  las celebraciones eb camaronera.
 Tiempos dignos de recordar, pero mas digno seria rescatar. Creo que se puede nada mas es cosa de actitud, de respeto entre todos. José Luis Armas García puede lograrlo con voluntad. El tiene esa responsabilidad, de el es el compromiso de llamar a sus deberes, para empezar a depurar primero ese mal carácter, no gente, solo esas ínfulas. ¡Si se puede! Es cosa de sensibilidad. De llamar al dialogo a dos o tres  que, no de ahora, sienten que tienen a dios por las barbas..Pepe conoce mejor que nadie a cada uno de los socios. Sabe de que pata cojean…El sabe quien es gente y quien es mierda. Ahí están, algunos no cuidando, sino mamando, hostigando, agrediendo con sus poses hasta a  las personas que no tenemos mas que cariño por esa empresa. Cada quien se gana la vida como puede…cada quien tiene lo que se merece, y la dignidad no consiste en nuestros honores sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos: No es más rico el que mas tiene, sino quien menos necesita… Dije aquí, que le guardo cariño a la empresa ¿alguien lo duda? Será problema personal de quien se atreva a pensar tal cosa. Las circunstancias, se lo dije públicamente a Pepe Armas, hace un par de años, hicieron que se trastocaran algunos valores…lo que es del cesar al cesar; y lo que es de Dios a Dios…se equivoca quien, con la chamba de lambiscón se gana la vida lisonjeando . Tengo los pelos en la mano, dije, para sostener que muchos de los guardianes de la cooperativa han intentado partirle la madre… por la Junta Regional de Conciliación No. 12.se registraron algunas demandas. Muchos amigos de la sociedad se han salvado de chirona por ser cuates.
Acayucan tiene tanto cariño, como un servidor, a transportes del istmo; un día de estos escribo algo especial. Ahí están algunos iconos de esta historia viva...En vida hermano, en vida….Ambrosio Salcedo Ledesma, Santiago Sánchez Aguirre…Carlos Figarola Pavón…”El charro” Montiel. Erasto Armas, son, con la perspectiva que se quiera ver Personajes importantes en  la vida y desarrollo de esta región de Veracruz…Son además las raíces de familias respetables…algo mas que referencia nostálgica… son ejemplos vivos del esfuerzo y la lucha…80 años tenia Moisés cuando dirigía el Éxodo. . . cuando esto escribía me avisó mi madre, que “Don Ambrosio Salcedo Ledesma murió, hoy, en la madrigada” no se porque esta coincidencia… son cosas de todos los días pero… Don Bocho perdió el pulso, el del brazo, el de su corazón continuará mientras vivamos quienes lo conocimos. Confundido como estoy, y a reserva de confirmar esta noticia termino esto, enviando mi sentido pésame, con el corazón en la mano a Jaime, Juan, Mundo, El Chivis, Bochito y Daniel. Mi respeto la señora Teófila y Teresa, esposa e hija del ex presidente municipal de Oluta, ex presidente de la cooperativa que venía mencionando…. así es esto… Hoy es un día de esos en los que no puede uno escribir más...

Erasto Armas

Déjame que te cuente…  
Por Sergio M. Trejo González.
Un casual encuentro con el Señor Erasto Armas Jiménez…frente a su domicilio particular, recién operado de un tumor, con un parche en el occipital… todavía en periodo de rehabilitación, notablemente disminuido de sus facultades físicas pero con un considerable entusiasmo personal, inspira las líneas de esta columna. En primera  instancia para felicitarlo por el round importante que lleva ganado en esta lucha por la vida. No ha sido el único combate que sostiene, pero si ha sido el mas prominente.  De Erasto armas  se puede escribir un tomo, un tratado, una obra… se debió haber escrito hace mucho.
Hace cosa de un año señalé en una de mis colaboraciones  que alguien debía escribir algo sobre la Sociedad Cooperativa de Transportes del Istmo S. C. L. Algo bonito hacia esa pretérita empresa de traslado de gente; algo significativo de aquellos tiempos que han quedado lejos…cuando se llenaban de personas, animales y bultos los autobuses ¡hasta la canastilla!. La época de aquellos que se han marchado, como se fue mi señor padre José Guadalupe Trejo Reyes; como se despidieron los señores  Santos Sandoval Rodríguez, Teofilo Pedrero Custodio,  don Ricardo Carrillo Alor, Guillermo Carrillo de la Fuente, Ramón Montejo, Carlos “Quincho” Armas, “Lagarto Parado” Andrés Fernández Alemán, Beto Alfonso, Rosalino Evaristo ”Chelino”, “El flaco”, “El Chato” Constantino, don Fernando Suárez… Panchito  Sánchez, Paquito, El Prof. Fallo Cano, Nacho Barreiro, Félix Padua. “Chicho” Martínez, con Manuel, Pablo Ledesma, Santiago Sánchez Aguirre… Hace un año, dije en estas paginas, en la fecha del deceso de Don Ambrosio Salcedo, que Acayucan tiene tanto cariño, como un servidor, por  transportes del istmo; señalé que  ahí anda don  Carlos Figarola Pavón, Abraham Gómez Fernández, Clemente Sánchez,  Chepe kleen, Molina… Todos ellos personas de trabajo. De estos mayores aprendimos a ganarnos la tortilla con el sudor de la frente… Parte de la  historia viva de Transportes del Istmo, he dicho y lo sostengo, es indiscutiblemente Erasto Armas Jiménez, junto a otros actores, personaje importante en  el desarrollo de esta región…algo más que referencia nostálgica. Se necesita, cierto, una pluma elocuente para significar  esa aportación valiosa,  algo profundo de la huella que el polvo de los tiempos pretende borrar… que tal vez ni los propios hijos de cada uno de estos socios alcanzan a concebir… Un servidor solo mantiene interés subjetivo y sentimental hacia dicha empresa, pues dos de mis hermanos trabajan en ella… no debía importarme  que se diga que tal organismo transportista está en la ruina… No, no está en la  quiebra pero si está muy jodida… y, eso duele… porque vemos nacer, crecer y desarrollarse otras empresas cardinales que arriesgan capitales importantes.
Muchos acayuqueños  observamos con admiración y beneplácito que empresarios conocidos como los Señores Ernesto Orozco Centurión, Genaro Pegueros, Emilio Ache Teruí, Bernardo Collia Orozco, Lupita Ruiz Padrón, Noé Rodríguez Vidal, entre otros que escapan a mi memoria, posean bienes y brinden servicios en el país, con oficinas  propias en Zaragoza No.1303, de Coatzacoalcos,  en una envidiable suma y concurso de experiencia con Integradora del Transporte Golfo Istmo, S.A. de C. V. Estamos hablando de una entidad que mueve en cosa de 10 años un equipo de 350 trailers… 145 jaulas (Side kits), 120 plataformas (Flat decks), 20 cajas secas (Dry Vans), 50 tolvas (Dump) y 15 Lowboys… digamos que, para responder a la demanda de servicios integrales de transporte.
Mi naturaleza curiosa, analítica e indiscreta me llevaron, alguna vez, a  conocer los detalles de la historia del transporte en Acayucan…y por ende los renglones de la Sociedad Cooperativa del Istmo… cuando no había carreteras asfaltadas, cuando había panga en Hueyapan de Ocampo, en Alvarado… para ir a Tlacotalpan…para llegar a San Juan Evangelista… ahí se encaramaban los camiones, sobre esas plataformas de hierro con motor y estaques de aire para su flotabilidad, cuya función operativa era  llevar las unidades con personas a bordo hacia la otra orilla del los ríos… Antes, siendo el ferrocarril el medio de transporte que existía para llegar, por Ojapa,  a la ciudad de México, los pioneros del servicio de transporte, los señores Iglesias, Fonseca y Ramón fueron quienes a lomo de animales trasladaban a los viajeros… en los años 20s vendría la primera unidad con motor que rodara en nuestra ciudad, propiedad del señor Pedro Garibay. Luego aparecería la época de camiones con nombres peliculescos… “Tarzan”, de un tal Diego lagos. Miguel Lajud, con su “Titan” y don Abraham Lajud, con su “cuatro vientos”… Estuvieron  por ahí circulando en aquel período de calles sin concreto “El Nacuyaca” y hasta un “Temoyo”… por supuesto que las unidades referidas nada tenían que ver con los actuales  vehículos  automáticos, con suspensión de aire, dirección hidráulica, climatizados, asientos reclinables… Sofisticados y flamantes omnibuses  de control computarizado vía satélite que hoy nos trasportan…aquellos si eran guajoloteros con guajolotes en blanco y negro.
Es destacado que el 4 de marzo de 1949, como resultado de algunas convocatorias de don Rubén Domínguez, tuvo lugar la fundación de la Sociedad Cooperativa de Transportes del Istmo, S.C.L.; se discute la cifra cabalística de 41… número de personas que formaron aquella floreciente empresa …con un consejo de administraron que presidía Don Pedro Martínez Lara… un historia aparte… me la contaron… yo no estuve ahí, solo me dicen que Armando Pavón Moscoso, Onésimo J. Armas Bretón, Felipe Cano, son algunos que aparecen en el acta constitutiva …Los chóferes de aquellas primeras 5 unidades se comenta que fueron “el Charrasco” Julio Sandoval, Marcelo Ramírez, Augusto Ortiz y Francisco “el charro” Montiel… por ahí andan estos dos últimos… luego vinieron hermanos pequeños del transporte vecinal… Sotavento, Los Tuxlas y Azulitos.  El auge, la etapa boyante, la belle époque del transporte colectivo… Se sabe que llegaron a circular mas de 200 unidades pintadas de blanco y marrón.
 Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.
Ayer salude a Erasto Armas Jiménez y me dio gusto verlo recuperado. Me llené de nostalgia y de cierta melancolía que aquí plasmo, en un promedio de 7280 caracteres… como evitarlo, si lo conozco desde que era un chamaco; si lo miraba  conversar en sus asuntos laborales con mi padre… en aquel “San Camilo”, la unidad 119, también en el 117 o su 112. Hasta que  mi progenitor murió. Luego, cuando parte de mi familia tenia que tratar con Erasto asuntos de los camiones que administraban.No ha sido fácil. “La vida para vivirla hay que sufrirla y amarla…”
 Yo estuve ahí, cerquita,  en Transportes del Istmo…observé  a Erasto en aquellas luchas contra Ángel Cabrera Vidal… Nemesio Aguilar… en esas coaliciones, en el puerto jarocho, cuando los movimientos violentos, con quema de camiones, por  la clase estudiantil para obtener los beneficios del “medio pasaje”… con el licenciado Ignacio Álvarez Lobato compartiendo la mortificación por el crecimiento de la competencia… luego llegaría el “Sur”. Nos conocemos. Hemos visto crecer la tribu; hemos sido mutuamente respetuosos cuando sostenemos charlas amenas sobre  el  derecho y las ideas que ponderamos.  Erasto ha sido un líder. El famoso “Catrín” detentó mucho poder y continua con el.  Políticos importantes tenían que visitar sus oficinas cuando por acayucan pasaban. Mantuvo buenas relaciones con toda autoridad. Tuvo voz y voto en la integración de los cuerpos edilicios. Erasto Armas Jiménez, pudo ser Presidente Municipal. Su presencia es apreciada y su palabra es escuchada. A un servidor le impone aprecio conversar con Erasto. trato al señor Armas Jiménez con respeto, porque ha existido en nuestro transito cordialidad de su parte. Quisiera uno preservar aquel ciclo de bonanza, cuando la empresa de los carros color chocolate estaba en el pináculo, pero el tiempo ineluctable ha transcurrido… ya no debemos andar en esos trotes al mismo paso. La opinión  de Erasto es bien atendida por sus amigos, que son bastantes. Está vivo y con ganas de vivir, y son mis deseos que Dios lo atesore de animo, fortaleza y bienestar. Se comenta que Transportes del Istmo, la empresa mas prospera de la región en otros tiempos, esta navegando con vientos adversos…No lo quiero creer  porque tengo esperanza,  sinceramente, de ser testigo del rescate y la prosperidad de la célebre, gloriosa y triunfadora   Sociedad Cooperativa de Transportes del Istmo, S.C.L.
Deseo para Don Erasto Armas Jiménez, muchos años de existencia. Dios le conserve la salud suficiente para vivir con dignidad.

viernes, 10 de diciembre de 2010

esta "CAÑON" FRANCISCO GONZALEZ ACOSTA


Déjame que te cuente…
Por Sergio m. Trejo González.
Hace un par de días, se me ocurrió este ensayo, caminando entre las tumbas del cementerio, luego de ir a enterrar a un amigo, de tantos que se han estado yendo en esos tiempos de frio. Serpenteando monumentos, lápidas y tumultos, rodeados de calma, que guardan restos y polvos. “Es aquí donde reposa, aquel nuestro ser querido y es aquí que el llanto mío debe la tierra empapar. Porque la tumba que guarda nuestra reliquia más santa, es la mansión sacrosanta donde podemos llorar”.  Leyendo, pues, los epitafios, entre los estrechos senderos, observando muchas cruces olvidadas, oxidadas o carcomidas; planchas de cemento quebradas o de mármol macilento y obeliscos descoloridos; flores marchitas, ofrendas mustias y veladoras chorreadas;  sepulcros que merecen atención para su estructura, decoración o paramento; memorias respetables que valen un suspiro. Verso venido a menos a causa del tránsito que nos dirige hacia el mausoleo donde habita el no-ser y el incuestionable no-saber. Solipsismo: tú no existes, nada existe, todo es producto de mis cuitas… En esas, me encontré una losa blanqueada, a ras de suelo, con cruz de cedro, torneada, con una plaquita, cuya inscripción repaso: Francisco González Acosta. Nació un 3 de septiembre de 1935. Murió el 6 de junio 2007. Clavado en esta entelequia recuerdo toda la parafernalia de su fallecimiento…Eran las ocho y media de una gélida alborada xalapeña, con niebla sombría “la rubia mañana llorosa se fue, se fueron los sueños y las golondrinas, y las golondrinas se fueron también”. Un desorden inflamatorio del páncreas, quizá del abuso de ingesta del alcohol fue la determinante para tal episodio. Vino el traslado, aquel velorio y sepelio concurrido; en parte porque uno de sus hijos, Mario González Figueroa, era candidato político  y en mayoría por la relación de parentesco que tenía el popular  “Pancho Cañón”. Estoy tratando de hilvanar algo de la historia personal de este señor, que naciera en Acayucan, en Victoria numero 203, casa que fue de Doña Rosa Sánchez González y que ahora creo es propiedad del señor Germán Sánchez López; ahí, entre las calles de Constitución y Zaragoza, en medio de las predios que tenían don Adolfo Sarralangue y don Lino Lara Pérez; en esos terrenos desplegó su primer llanto, que debe haber sido de regular nivel de potencia acústica e intensidad, dados los decibelios que alcanzaba su incipiente vozarrón, que fue subiendo de forma continua, según  transcurrió su primera infancia, adolescencia y madurez, rodando como las piedras del camino de José Alfredo Jiménez, hasta llegar a la calle Enríquez, que es el sector por donde lo veía en mis caminares y andanzas por Acayucan.  Me involucro  en las raíces, tronco y ramificaciones de su desarrollado y prominente árbol genealógico, descubriendo que mi tarea significa perderme entre el follaje más espeso. Muchos nombres de afines y consanguíneos. Hermanos, sobrinos, tíos, hijos, nietos y bisnietos. Yernos, nueras, agregados y postizos. Padrinos, ahijados, compadres. Parentela y amigos  que andan diseminados por la ciudad o regados por republica. Otros descansan ya en el Huerto del Señor.
“Pancho Cañón” es mi personaje. Tercero en orden de una familia conformada por nueve hermanos: Ramón, Deifilia, Francisco, Elba, Alberto (cebollón), Jorge, (Papayòn), María del Carmen, Cesar (Chenato) y Silvia. Todos hijos de Ramón González Vargas y de Elvira Acosta Jara. No puedo soslayar la figura de Don Ramón González Vargas, hijo de Francisco González Barragán y Altagracia Vargas Álvarez, pues este se desempeño de todo: Albañil, zapatero, soldador, camionero y calamazero (actividad esencial para la jerga de los petroleros: El hombre que conduce el vehículo), entre otros menesteres. Fue delegado de transito en esta ciudad y en San Andrés, además de haber fungido, por el año 1927, como secretario del cordobés Antonio Modesto Quirasco, Agente del Ministerio Publico, aquí, en Acayucan, en aquellos tiempos cuando era pasante de derecho, y se alojaba en la casa de huéspedes “Victoria”, sin soñar que llegaría a ser Gobernador del estado de Veracruz (1956-1962).
Del Señor Ramón González Vargas, padre de “Pancho Cañón”,  podríamos hacer un libro, sin perjuicio de escribir otro compendio de cada uno de sus 4 hermanos y de sus prominentes tribus: Serapia (esposa de aquel conocido pionero del transporte público en nuestra región, el señor Diego Lagos), Don Guadalupe (padre de la señora María teresa, alguna vez casada con Don Fallo Pavón Bremont, con quien procreó dos hijas, y de Elsi González Dodero, esposa del Doctor Baca y prima del caballeroso Guillermo Domínguez Dalzell), Margarita, y Altagracia (esposa del señor Sadot Alemán). De principio me parece complejo introducirme a la diversidad de bifurcaciones que hacen imposible condensar una visión aislada de cada uno de sus integrantes. Imagine usted atravesar despejando relaciones de parentesco de estos González, nos lleva a encontrarnos con el linaje de don Antonio Vargas Álvarez (hermano de Altagracia Vargas Álvarez y cuñado de Francisco González Barragán) casado con Francisca Jara Fernández; ahí vendría necesariamente la semblanza que respecta al clan de los Vargas Jara: Mercedes(esposa del popular Zósimo Sánchez Armas, inolvidable camionero local y cantor de “Granada” y “Siempreviva” , y padre de “los gatos”) Francisca, Teresa, Antonio, Jesús “el güero” y otra Altagracia, que resulta ser la que se matrimonió con don Francisco González Barragán, con quien debíamos haber iniciado la historia de toda esta prole, pues ya metido en estos vericuetos y encrucijadas de “Pancho Cañón”, sus  anexas y similares, llegaríamos hasta  una descendencia plagada de empresarios, líderes, comerciantes, jaraneros y juglares. Chamacos que se las gastan para la cantada, la versada y el zapateado. Hasta un “Grillito” en ciernes, que despunta en el clan: Alejandro González Martínez, emparentado con los Ramírez y Barcelata, descendencia de colega Fernando Ramírez Ramírez y de Marcelo Ramírez Antonio, el popular “Cuaqueque” (un señor de todo mi respeto) mis palabras no lo ofendan. Tan amigo de Pancho Cañón, que le mandaba los músicos a este cuando visitaba la cantina de su hermano Chepe Ramírez, ahí en la calle Hilario C. Salas, donde la especialidad botanesca, para expertos, eran las “empazotadas”, pero esa…”es otra historia”.
Debo significar que todo comenzó desde un antiguo Francisco González Barragán, originario de Cotija de La Paz, lugar del estado de Michoacán, conocido por su queso artesanal y por la producción asombrosa de presbíteros, capellanes, obispos, monjas, conversas y de claustro, y de un Santo: Rafael Guìzar y Valencia; además de ser lugar de origen de los padres de Don Mario Moreno Cantinflas, de José Rubén Romero (hijo de Don Melesio Romero y de la Sra. Refugio González) literato polifacético, autor de la obra: "La vida inútil de Pito Pérez"; tierra, también, de mi abuelo José González Collazo. En fin, cierto y sabido resulta que don Francisco, abuelo de Cañón, llegó a estos lares proveniente de aquellas heredades por la circunstancia y la necesidad, buscando la superación en base al trabajo, dejando en aquella región purépecha, a sus hermanos y hermanas, a sus sobrinos; tres de estos con vocación sacerdotal: Los González Zepeda (Pablo, Ignacio y Pedro). Lo anoto nadamas para significar que “de todo hay en la viña del señor”.
OK, pero ahora me enfoco a Pancho Cañón, que, se dice, fue el sobrenombre de Francisco González Acosta, por ocurrencia de Don Ricardo Pavón Grajeda, quien lo bautizo de tal manera considerando que el carácter de don Francisco resultaba de lo mas bullicioso, vocinglero y alborozado. Un hombre alegre, que desbordaba júbilo y bulla; cuando hablaba estremecía como un pieza artillera. Así, lo veía de lejitos: Chancero, soflamero y cabròn, con bien ganado prestigio de atrabancado. Sujeto de muchas anécdotas que lo convertían en héroe de la parranda. Lo conocí en su deambular por nuestras calles. Con un servidor siempre tuvo buenos saludos y mejores cortesías, pues la precautoria experiencia me hacía guardar distancia prudente, pensando: “Machete, estate en tu vaina”. Y es que con todo respeto me parece que el señor Pavón se equivocó en el apodo, pues yo le hubiera puesto Pancho “machetes”, dado el afecto o compulsión a portar y andar afilando en los corredores su machete. Gusto y placer debía sentir cada vez que concebía la oportunidad de sacar tal herramienta para imponer su ley e intimidar principalmente a miembros del ejército, por aquel tiempo cuando no había policías; solo guardaban el orden los soldados, bajo el mando del teniente Tenorio Flores y Flores,  que custodiaban la plaza de Acayucan. Más despuesito también correteaba gendarmes con amenaza de palmearlos con el sable campirano. Era terrible, tanto que para que el amable lector se dé un ligero quemón del carácter y arresto que fluía de PANCHO CAÑON, permítaseme referir cierta anécdota ocurrida en pleno portón del palacio municipal, cuando un contemporáneo, y moderno Presidente Municipal, salía de sus quehaceres, encontrándose con “Cañon” en tal lugar, quien pego el grito: “Chingue su madre el presidente”. Voltearon, el alcalde y cuerpo de seguridad, a buscar la persona que se atrevió a denostar la figura institucional, solo para escuchar la aclaración: “Porque yo tomo Bacardí”. Así los agarraba, y no conocía límites ni siquiera con su padrino don Abraham Lajud Hipólito que, siendo munícipe tuvo un encuentro similar y cuentan que lo provocaba invitando a los acólitos del diablo a quitarle su machete, que “rayaba” en el piso; lo mismo dicen que sucedió con Octaviano Pavón y con Jonás Bibiano. Así era y así se las gastaba, el padre de “más de cuatro” donde apuntamos a Pancho, Mario, Elvira, José  Luis y Rebeca, todos concebidos con su Rebeca Figueroa Alavés, tlacotalpeña de cuna, a quien  dicen que enamoró haciéndose pasar por ingeniero, cuando laborando para la Comisión del Papaloapan, en esos lugares, quedó cautivado por la sotaventina mujer, quien recuerda todavía aquellas serenatas que Pancho Cañón llevaba con Andrés Alfonso Vergara, un artista de esas regiones, identificado como el generador del virtuosismo en el arpa jarocha e  identificado por sus ensambles musicales con otros genios de esas habilidades: Memo Salamanca y Guillermo Chazaro Lagos. Así la conquistó para traerla a nuestros cafetales y los naranjales que huelen a azahar.
Plural y democrático en la bebida, se dejaba ver por la curva de Oluta, por el negocio
de Julio Castro Tovar, “La Pochencha”, en la Flores Magòn; por  “El muro de Berlín” y el “Súper Centro No.1”. Clientìsimo de doña Mari, mercadora del ramo de la cebada, levadura o lúpulo  y sus combinadas  cheladas, michelas, kermatadas y  clamatadas, en la calle Antonio Plaza, muy cerquita de la Notaria publica No. 2. Casi podemos decir que ambas oficinas resultan templo de acuerdos, pactos y compromiso de voluntades, sin mayores vicios, en el consentimiento; por supuesto que con las diferencias solemnes y protocolarias. Por cierto observé que en un lugar de los mencionados, a manera de homenaje, se encuentra una fotografía de Pancho Cañón, entre los estantes de botellas y tarros. Eso es afecto y deferencia, ganada a pulso, porque, Obvio que la parranda y el traca-traca son  polinización, Sarta, ristra y trenza para cultivar amistad. Habría que mencionar a los compadres Rafael Navarrete “Agustín Lara”, Ariel Núñez, sin olvidar a Pepín Jiménez Zaragoza, a Merari Carranza Muñoz, don Alberto  Erías, Abel Rascón, al güero patillas o al güero comino y al “Cuajao”, Andrés Iglesias, otro tipo bronco y atrabancado de Cruz Verde, de machete soga y cuaco… para darle gusto a cualquiera… “Ya está helada la cerveza,  whisky y agua mineral, la caterva anda tomando ya se saben el lugar, donde la plebe se junta para la fiesta empezar. Viene llegando la raza y se comienza a pistear, en la barra o en la mesa parejo van a libar”.  
Empero tal afición a la bebida, que derivaba en tremendas danzas del machete, Pancho Cañón, procuraba de alguna manera separar la parte dipsómana que le corroía, del intrínseco lado humano y noble que guardaba. Así, de alguna forma participaba activamente en los cursillos de renovación y de evangelización, con don Juan Centeno, Fidel Baruch Soto, Agustín Hernández, Cipriano Barragán, entre otros, con la intención de a de separarse de la bohemia; incluso el 15 de mayo de 1972, a consecuencia de un retiro de recogimiento religioso, con Pablo Boker, Othón Romero Pichardo, Jesús Saiz Mayo y Chucho Ceja, el 15 de mayo de ese año, asumieron la responsabilidad de formar el grupo de alcohólicos anónimos “Acayucan”, instalándose en la esquina de Miguel Alemán y Negrete. Se recuerda que apadrinó a Brígido Ramírez en estos esfuerzos de abstinencia etílica. El problema es que aunque cumplía con su óbolo, asistencia y testimonio, nunca se declaró alcohólico… se murió en su ley.  
En su hogar se le recuerda por sus constantes guasas y cabuleadas. Llegaba despacito por la puerta trasera, cuando todos veían absortos la telenovela, o alguna serie de interés y, para pillar nada mas, alterar los nervios y la concentración,  dejaba caer a la espalda el recipiente con los trastes de peltre, provocando un escándalo que hacía saltar a todos de su asiento; cuando no llegaba inventando historias de aparecidos o de personas echando bala por la calle y que tuvieran mucho cuidado, después se salía para regresar a tirar grava sobre el techo de lamina y entrar a carcajadas celebrando su desmadre… ese era su era su gusto y su zangoloteo, aparte de su inclinación por el trago; aunque, debemos significar que fue un hombre de lucha y trabajo, para sostener a su familia le madrugaba, dándoles a quienes quisieron aprovechar estudios necesarios y el ejemplo de responsabilidad y esfuerzo cotidiano. Tuvo sus épocas difíciles, de limitaciones, que logró superar con jornadas laborales de mucha chinga. Sus amigos no solo le seguían por su carácter agitador y juerguista sino porque veían al amigo que sacaba la cara y la cartera cuando de remediar problemas se trataba. Se daba sus “entres” a puños, porque aunque su afilada podadora cruzaba los aires y raspaba el concreto, no llegó a zanjar a nadie con su machete. Era un hombre de aspecto áspero pero noble, de voz fuerte, roncona pero afectivo; por eso todavía sus amigos cercanos refieren que se partía el alma en la talacha, primero de cobrador y después manejando un camión de  pasajeros. “El Campesino”, salía de la esquina hidalgo y Enríquez, frente a esa antigua “Casa González”  con pasajeros para Colonia Hidalgo. Por cierto ese “azulito” numero 4, del transporte vecinal, terminó chamuscado, frente al Club de Leones, por facinerosos seguidores de Benigno Mendoza, en la campaña política de Rosalino Guillen Tapia, Su lucha por la vida no resultaba fácil; se le recuerda conduciendo un Ford de crank, de esos camiones antiguos que tenían una manivela, y cuando le daban vuelta, arrancaban. Los choferes de aquel tiempo no andaban de corbatita, camisa blanca y saquito, como los operadores de las unidades de ahora, con climita y televisión, aquellos tenían que llegar con la carcacha a como diera lugar y para eso se fajaban echando mecánica. Las cajas de velocidades andaban todas guangas, los engranes todos cascados y el volante tenía más juego que la rueda de la fortuna. El mantenimiento de sus carros dependía de la experiencia y capacidad como parte de trabajo, sin horario y sin privilegios. Me dicen, que muchas veces Pancho Cañón,  requería piezas en los deshuesaderos y que los cauchos eran colectados en el basurero de neumáticos: “La primera llanta que compró nueva, se la llevó rodando por medio parque para presumirla y celebrarlo”. Tal resulta el destino de muchos. Pequeño punto de referencia entre lo humano y lo inhumano. ¡Lo humano!: facultad de amar, tristeza de odiar, consuelo de llorar. ¡Lo inhumano!: Impotencia de amar, goce de odiar, envidia ruin por no saber llorar. Esas las cosas que el hombre se traga por los caminos, sin camino; que anda borracho melancólico, lunático o filosofo, y pobre hombre aquel que entre los sueños busca a Dios para preguntarle en el silencio; para que no vean, los que nos aman, que somos de carne y hueso. Era Pancho Cañón como la alegría de las campanas que suenan para celebrar o para lamentar, pero suenan de manera fuerte y vibrante; quizá por eso ocupaba muchos espacios de sociales, cuando el popular Román Quiñones cubría esta sección en los periódicos con su “Terraza”, donde refería los episodios, incidentes, ocurrencias y genio alegre de Pancho y su compañera inseparable: Rebeca, combinando las aventuras del Club “La chocolatera”, que tenía su asentamiento en el patio de la señora Chepina Ríos  e Isaac Facundo; donde la Sonora Acayucan, afinaba las notas para sus presentaciones con Miguel Montiel, Chepe Márquez, Jesús “El Chino” Chau Fernández, Abel Hernández, Chepe Cordero, Carlos Guillen, José Guillermo “El Yuca”, Chico Utrera, Octavio Aldana y el Kiro y el Chapagûini. Ahí aparecían Emigdio Acosta, Emilio “El pájaro” Ramírez de los Santos, o Manuel Velázquez, o Cecilio López y antas gentes y tantos nombres,  que sumados al grupo que conformaba, Pancho Cañòn, con los “Autobuses Azules de Acayucan, S.A. de C.V”

Una tarde con los camioneros

empresa donde administraba finalmente sus “guaguas”, con algunos socios como Ciriaco Prieto Hermida,  Rafael Pereyra Baeza, Ángel Fernández Chiquito, Víctor y Sabino Mora Rodríguez; Luis, Carlos y Gilberto Pavón, Memo Fonrouge Romero, Marcelo Gómez Vargas, Celestino Fernández, Juan Núñez, Severo Gómez Pereyra, el güero Millán, Luis Zetina, Modesto López, y toda la fauna humana de participes  accionistas que conforman esa fuente de trabajo, que en su evolución ha cambiado de razón y de miembros pero no de pensamiento e ideología… compañeros de lonche y de lucha del transporte vecinal.
Un día, de hace tres años, de 71 años, se murió Pancho Cañón. Porque tenía derecho a descansar y porque su vida fecunda había producido los florecimientos necesarios de su misión en la tierra. Se llevó el concepto de vida espontanea e  inesperada... plana, y al mismo tiempo  abrupta. Su imagen es  retenida como símbolo de energía, alegría y desafío. Sus hijos evocan al padre erguido, fornido, exigente y tierno…inolvidable, con su mirada de medio lao, y su cabello y bigote canoso. El día de sus exequias brillaba el sol. Muchos ojos se cubrieron  de lluvia  lagrimal, cuando su ataúd bajaba para rendir tributo a la madre tierra… Los designios del señor son inescrutables porque la inteligencia humana es facultad limitada, que no puede penetrar en lo absoluto.
Francisco González Acosta, nuestro Dios de las misericordias bendijo siempre tu actitud y la coronó con el éxito del deber cumplido, de las obligaciones satisfechas, de la caridad que todo lo perfuma y de la comprensión que todo lo perdona…. Absuelve, Señor el alma de  los fieles difuntos de las ataduras del pecado, para que socorridos por tu gracia escapen al Juicio vengador que les permita disfrutar de la felicidad de la luz eterna. Requiem æternam dona eis, Domine. Así sea.




jueves, 9 de diciembre de 2010

Z U M B A...

Déjame que te cuente…
Por Sergio M. Trejo González.

          Alberto Jiménez Rufino, un hombre de pueblo… canosos cabellos, estatura mediana, brazos fuertes, como los de toda persona de trabajo rudo; curtido por el sol y por el aguardiente que durante años había ingerido. Su expresión era  alegre, espontánea, vivaz, la del veracruzano legitimo…  gozador de tiempo completo. Vendedor de jugos de naranja, con la peculiaridad que bajo el mostrador de su estanquillo guardaba,  a buen recaudo, una reserva de refino… pa´ lo que pudiera ofrecerse… lo ofertaba con simpatía: “Vas a querer o no vas a querer”.
          Para muchos lectores este nombre de Beto resultará desconocido.  No para los vecinos del barrio “el tamarindo” ni para las generaciones de jóvenes que lo vimos  en “Barrionuevo”; ahí estaba, en los años 70s como trozo  de la fachada  de aquella Escuela Secundaria Federal Acayucan. Era como parte del inventario de tal plantel, frente a la institución que ocupa una manzana de terreno comprendida entre las calles Riva Palacio, Aldama, Guillermo Prieto y Comonfort  
Saludaba a diestra y siniestra, le ponía  apodo a cualquiera, algunos motes muy celebres pero impronunciables e inmensurables, como el sobre nombre que se le ocurrió respecto a los apellidos del respetable director de tal sementera educativa: Alfredo Vega Labra. A todo mundo bautizaba y todo mundo se le dirigía por un apelativo: Zumba.
        Hace apenas unos 15 años, lo mirábamos en tal sitio como pieza de escenografía, en su esquina de Comonfort y Riva palacio.  Resultaba un espectáculo observar como  infinidad de transportistas prácticamente se reportaban ahí, como si checaran tarjeta. Todos los choferes, de vehículos diversos, tenían que ver con él.  Si este señor hubiera cobrado por responder el saludo de los camioneros, de los catedráticos o de los secundarianos, y el de los alumnos de la Escuela Benito Barriovero, habría  terminado sus días en la riqueza.
          Caminaba por la ciudad desbordado en gracia y  popularidad… sus paseos por las calles semejaban un postulante en campaña o en un papaqui… Era un Rey sin corona, el momo sin carnaval, el candidato sin partido.  no precisaba fiesta…  la celebración brotaba por sus ojos y sus labios… Su folklore se derramaba en toda su riqueza durante las fiestas de San Martín,  animando esa tradición disfrazado de “arriero” para estimular la costumbre… solo de imaginarlo en esas lides me produce sonrisa. Refieren que les daba una corrediza a Tia Mica constantino, a Doña Carmen Patraca, por la Mina y Negrete, a la Señora Regina Garduza y hermanas, por la Miguel Alemán y por los tinacos del panteón corría tras nuestra respetada amiga Teresa López y otras vecinas de ese sector, con esa indumentaria de manga de hule y mascara de madera fabricada en Soconusco, sin faltar una buena correa que Zumbaba en las posaderas de quienes lograba alcanzar.
        Como quien se identifica, se hermana e iguala, con el pueblo, todos lo llamaban Zumba. a  todos se dirigía con  tal frase, que era su preferida… la que lo hizo popular a lo bestia. “Zumba” era un  saludo, su grito de batalla, su invitación… un ¡aliviánate! para sacudir la modorra… una especie de catarsis. Como esa expresión se movía alrededor de su puesto… le agregaba pa´variar, pa´dar énfasis, un concepto maligno: “Zumba diablo” o “Zumba Satanás”.
       ¿Qué es Zumba?
     Quisiera ser hombre de letras para definir  tal palabra,  concepto o vocablo, que pronunciada en tono exclamativo, expresa por sí sola un estado, impresión, aviso, orden. Ignoro si se trata de una interjección o de una onomatopeya, aunque me suena  a una combinación de ambas, una adaptación fonética de ruido y acción con una función lingüística muy sui generis….sintomática, psíquica, inaudita… Zumba, pudiera ser ánimo, consuelo o cadencia.
       En alguna parte del mundo existen grupos, catervas, corrientes que ejecutan música a la que  llaman así. Se dice que es terapia para aquellos que buscan olvidar sus preocupaciones y dejarse llevar por la mezcla de ritmos afro-americanos, latinos y del medio oriente, audazmente entrelazados en una rutina de ejercicios aeróbicos.

          ''Zumba, explica Alberto Pérez en un pagina de Internet, es una técnica de ejercicio cardiovascular de bajo impacto que combina bailes de todas partes del mundo incluyendo la famosa danza del vientre'',  el creador de Zumba y a quien todos conocen como “Beto” ¡Vaya coincidencia! un tocayo sudamericano de nuestro Zumba, es un coreógrafo y bailarín colombiano que ha orquestado algunos de los seductores movimientos para que zumbe su compatriota Shakira.
        ZUMBA, nos indica el diccionario guanaco de la lengua salvatrucha, en su edición de luxe, comparado con la información localizada en “HablandoPaja”.com, significa “Tomar guaro en exceso o algún otro brebaje embriagante durante varios días. Esta actividad produce un shock etílico, cambio de personalidad, delirium tremens, visiones del cachudo o de la Ciguanaba, y cuando pasa la zumba se borra todo el cassette. Sinónimos: Agarrar avión, Papalina, Zurundanga, Gran Talega”.
 Zumba, siempre lo considere un saludo de Alberto Jiménez Rufino, democrático, múltiple… plural,  que se podía transformar de lo jocoso y chocarrero  a lo  irónico y corrosivo.  Para que testerearlo, ni moverle, porque  le valia poco la  circunstancia social o política…todavía mas peligroso resultaba batirse con Zumba cuando andaba bajo los efectos del guarapo, no respetaba condición o espacio para decirle a cualquiera:“Ahí estas como chota vieja”
 Sus labores, en aquella esquina, comenzaban con el alba y terminaban a media tarde. Decía de quienes inexplicablemente se hacían millonarios de la noche a la mañana: “quien sabe como le hacen, porque yo trabajo todo el tiempo, desde la madrugada hasta la noche, todos los pinches días, y no tengo ni madre”.
  Quizá porque fue cierto, quizá porque recordar con bondad es a veces  exagerar, se cuenta que no había juguero más hábil que este hombre,  que hiciera malabares para extraer el liquido de sus naranjas. Nadie más rápido ni mejor que él, ni para  levantar  costales de muchos kilos y manipularlos como si se tratara del cuerpo delicado de una princesa como las que a menudo describía… en lenguaje mas profano.
Zumba era un hombre franco, explosivo, inesperado. A veces de comportamiento antiinstitucional, nos causaba alegría escuchar sus anécdotas pero también resquebrajaba nuestra sensibilidad con su despecho, burla, su escepticismo hacia la vida. Así es la vida… un corredor con emociones que nos llevan de la risa al llanto… Alberto Jiménez Rufino también derramaba lágrimas. lo miré llorar…como los hombres…  con  sentimiento. Con igual polución lo escuche cantar,  desde el fondo de su alma, acompañado por Antonio Zavaleta Lara: “Por vivir en quinto patio desprecias mis besos...”
En ese renglón trovador, rumbero y sonero, se revelan las esencias genéticas del Beto, desarrolladas creativamente, amplificadas, multiplicadas, en el mas  sentido autentico de la inspiración y la calidad, cuando menos en dos de sus nietos: Cesar y Mario, artistas de cepa… quienes en su etapa de evolución musical nos hacen disfrutar su  talento con intensa sensiblería,  ejecutando chingonamente  la guitarra, la jarana, la quijada, el pandero y las percusiones.. Cesar augusto  con sus choros y Mario Alberto con sus décimas, exponen su talento en chambas y chiripas llanas, campechanas y naturales, lo mismo en el parque que en las escuelas, en taburetes o sobre alguna tarima. en  el rancho, en el barrio o en el antro. Con la zumbadera por dentro, desgranando sus acordes, proyectan su imagen nómada y merodeadora, de cronistas reflexivos en asuntos tradicionales  y del amor en todos sus matices.   Sus presentaciones artísticas reflejan  pautas de que la sencillez y la altura no son cualidades contrarias en este deteriorado mundo. Diría Genaro Patraka , de nuestros invocados: “Actualmente rolan versando en banquetas, callejones, peñas, foros vacíos, estadios llenos de gradas y plateas; a grito neurótico pa’ sus carnales u orejas cómplices nomás por el puro placer enfermo de ser”…Iguales que el Zumba, en sus parlamentos. Sin necesidad de un guión, sin eufemismos…Miren que a Don Alberto le zumbaba la periquera, porque aseguraba que esos calladitos y mustios no son mas que hipócritas. Zumba era  una mezcla de humor y desengaño en conjunción con la picardía, propiciada por los extremos de la condición social que tienen lugar en nuestra sociedad… mire usted, que lo observé recalcitrante, al estilo de Jesús Pérez Gaona  "¿Qué favor le debo al sol por haberme calentado, si de niño fui a la escuela, si de grande fui soldado, si de casado cabrón y de muerto condenado, qué favor le debo al sol por haberme calentado?"
No pretendo definir aquí ni en ninguna parte al ser humano…  ni explicarlo filosóficamente, solo intento reflejar esa imagen inolvidable del amigo cotidiano que, como en este caso Zumba, en cualquier espacio se ganaba la vida honradamente, eso es suficiente merito para obtener el respeto general; además resulta exquisito comprender su manera natural de relación y trato con todo mundo. Esto  no tiene tanto que ver con la verdad y con el universo, simplemente es el hombre y la percepción  de sí mismo. Debíamos así también comprender mejor a los que ni con esfuerzo logran rebasar la barrera de convencionalismos… obtener éxito viene siendo un lujo que solo alcanzan miembros de las mafias sindicales y los dinastías políticas… los que consiguen dinero vendiendo hasta la conciencia si es necesario, para obtener por añadidura el titulo de “Señor”. Situación  semejante  a la de muchos profesionistas que tiene que desarrollarse con frustraciones en trabajos de lo que sea, por la falta de espacios y oportunidades… Zumba, en sus limitaciones  académicas comentaba su éxito por encima de muchos ingenieros y licenciados que  “están mas jodidos que yo”, “Mira al hijo de fulanito es un pendejo pero tiene su buena plaza… gracias a las relaciones familiares.”  Así distinguía el Zumba nuestro  desarrollo social y expresaba su mofa ante los improvisados o advenedizos que provocan el rezago o el rechazo de los genuinos valores, provocando el naufragio de  la inteligencia y el desperdicio de capacidades… No tomar nada en serio tiene para algunos ese propósito de no balar al compás del rebaño, para hacer rbiar a quienes sí lo hacen, porque  rebelarse a las normas sociales es rebelarse contra la conducta de quienes hacen la ley para aplicarla solo a los que no saben ni pueden defenderse.
Tenia su domicilio en la calle de Independencia esquina Dolores, compañero de la señora Santa Lara, y padre de una docena de cabrones: Abel, Santos, German, Maria, Pedro, Reyna, Paula, Minerva, Alberta, Dionisio, Josafat, Teresa, Laura, mas los etcéteras… Jovita, Basilia… Maria Elena. Cada uno de ellos son otra historia… Pocas veces lo decía pero Zumba sentiase orgulloso de sus hijos. Pensando en dos de ellos (“el católico” y Pedro) una mañana de aquellas lo vi “quebrarse” cuando un condiscípulo mío le decía que no completaba para los zapatos y tenia que desfilar… Zumba, generosamente, le dio para que comprara su calzado, diciendo: “ Mis hijos han de andar igual de necesitados  allá por Xalapa, y no ha de faltar quien  los ayude”. Alburero de a madre cuidaba a sus hijas  en su estilo ¡no habia de otra! eran un chingo de viejas,  a cuanto imprudente se las chuleaba, le ponía a escoger ¿cual prefieres… la de 15, la de 18 o la de 20? Ja ja ja nadamas que el Zumba no se refería a cosas de la edad sino al complicado sistema de medida inglesa de longitud.
 Ese era Zumba… mi protagonista de estas sentidas líneas, nacido un 8 de abril de 1923…hasta que Nuestro señor lo jubilo, llevándoselo  a descansar un soleado 15 de junio del año de 1992. Estuve cerca, de sus exequias… vi las miradas que lo despidieron…  recuerdo ese recorrido prolongado donde se trasladó su féretro hasta el modesto “changarro” de jugos colocado, para entonces, en la acera de enfrente , donde estuvo la Carta Blanca muchos años..Depositaron un breve momento sus restos sobre el puesto de jugos… le tomaron fotos, lo llevamos al cementerio, le dijimos adiós.
Me debía esta oportunidad de significar la vida de este Hombre que conocí cuando chamaco. Nacido un 8 de abril de 1923… paradojicamente ninguno de sus hijos ha demostrado vocación por la venta de cítricos,  sin embargo el destino ineluctable ha dado lugar a que un yerno: Juan Pablo Quintana Mercado, un chilango, cuya personalidad contrasta con el humor de Don Beto, decidió  establecerse  en esta ciudad, sin necesidad de tomar agua de Temoyo, y ¡casualidad! Determinó crear  un expendio de  Jugos y licuados  nutricionales. Granola, yogur, polen, amaranto… Frutas, verduras y demás hierbas, que en ese “laboratorio de formulas exóticas” se transforman en preparados con denominaciones  rimbombantes: “bombas”, “vampiros”, “varices”. Lo interesante es que su negocio , de alguna manera significa el rescate de la memoria de Zumba, pues el sujeto de marras ha dado vida a una boutique de néctares, con  el sobrenombre de Alberto Jiménez Rufino, la negociación ubicada en la calle Antonio plaza 507, se denomina precisamente : Jugos Zumba, con un mural grafiteado en el interior con el rostro de Beto… asi es la vida!...hoy Alberto Jiménez Rufino se encuentra plasmado en la pared de una juguería que lleva  su seudónimo… Parece que observara al hijo predilecto de Tepito con esos extractores tecnificados, preparando sus energéticos, nada que ver con ese artefacto casi artesanal que en su tiempo utilizó Zumba, para satisfacer el paladar de quienes en busca de saciar la  sed lo recordamos nostálgicamente… Paz a ti por siempre, buen hombre.