jueves, 21 de enero de 2010

Alfonso Trejo

30 de octubre del 2005.
A mi hermano: Alfonso.

Lo siento, debe ser parte de mi naturaleza, me he confesado públicamente de carácter melancólico. No puedo sustraerme… Debo precisar que intenté un par de días antes, algo diferente, algo profundo sin necesidad de la cursileria… de fondo pues … ¡excúseme! No llegaron a mi mente las musas. Duermen ellas tranquilamente en el parnaso, alimentan otros cerebros privilegiados o quizá me aplican su indiferencia por andar yo dedicado a cuestiones de billete, ese que no va, no comulga precisamente el materialismo, con el trabajo de la pluma; aunque, algunos viven muy bien de esto.
Siendo además octubre, hermoso mes en que gentes bonitas celebran aniversarios inolvidables, permítame significar pues, que este día 30 del mes de la luna más hermosa "porque en ella se refleja la quietud de dos almas, que han querido ser dichosas al arrullo de su plena juventud …" ... Este 30 de octubre, cumple 50 años de vida, mi querido hermano de sangre y de fe, Gabriel Alfonso Trejo González. Mi hermano, el de las mejores anécdotas familiares … A los 5 años de edad administraba ya, con éxito, las pencas de plátanos y la bolsa con bolillos. Mi hermano el pata de venado, era un explorador nato, no perdía oportunidad para irse de pinta al rancho de algún conocido, o a las pozas, represas o charcos … la Guada, San Joaquín, Totoapan, la Pomarrosa … Mi hermano, el más perro para la jugada de billar, para la baraja, para el cubilete, para las pandorgas, para los volados, para el balero … con el trompo se paseaba del sol a la luna, se ganaba casi todas las monedas de la hueca … a mazapolazos rompía los trompos de sus compañeros de juego; mi hermano el más calladito, era también el más bueno pa’tirar chingadazos. Lo vi romperle la madre a muchos, y créase que para darle a él, sólo a pedradas o a palos, y salir corriendo, porque a mano limpia … solo a solo, le hacían los mandados … Podría, creo que puedo aun con el abandono de mi inspiración, pero no voy a escribir aquí, de aquel balazo que en un safari por las selvas de Sayula se le metió a mi hermano en el estómago; su compadre Ramón Donato de Jesús anda todavía medio chipujo del susto.
A Gabriel Alfonso, nunca le podrán cantar sus hijos que “la edad se le vino encima sin carnaval ni comparsa” porque fue el más bailador, por no decir que se echa todavía sus buenos pasitos. No había lugar de Veracruz a Villahermosa, donde llegara, la Santanera, Pérez Prado, Rigo Tovar o Chico Ché, que no estuviera Alfonso con sus amigos, Guillermo "Chumemo" Reyes, Teófilo "Chano" Vidal Alor y Francisco "Picho" García Ricárdez … Podía faltar la Coca Cola, pero este comité de recepción, los mosqueteros de la danza, checaban tarjeta en todas las pistas, valiéndoles un soberano cacahuate la madrugada, el transporte o las condiciones de la cancha. llegaban porque llegaban.
La historia de Alfonso, en esa niñez y en esa adolescencia, era como la de los cuentos aquellos que narraba Don Enrique Alonso "Cachirulo", de magia y aventura, hasta que la fantasía se vio rebasada intempestivamente por la sombra del sufrimiento que causó la muerte de nuestro padre … a sus diecinueve o veinte años se hizo adulto. Cambió mi hermano su pupitre de clases para chingarse de tiempo completo frente al volante de un camión de pasajeros… sobrenombres de a madre le valieron sus ganas e ímpetu de trabajar. A las tres de la mañana estaba esperando corrida en la terminal, buscando cuatro vueltas al día para Coatzacoalcos. Siempre le gustó el dinero pero siempre se lo ha ganado. la política de "compra cuando te venden y vende cuando te compren" le ha generado apreciaciones injustas… una gran verdad: nunca ha sido mantenido ni güevón ni sinvergüenza.
Alfonso sabe que los aniversarios son un triunfo de la vida, que va amontonando años en los hombres y mujeres. Cada año es un trofeo por la lucha y por el lonche. Yo creo en los imponderables, vivo en ellos, por eso felicito a Gabriel Alfonso por haber caminado un poco más en este 2005, como Silvio Rodríguez: "Hacia el final de este viaje donde quedará nuestro rastro invitando a vivir".
Ignoro si tendré el privilegio de verlo el día 30 para celebrar, es un hombre al que absorben sus compromisos. Posiblemente estará con sus compañeros de la Sociedad Cooperativa de Transportes del Istmo. El sabe bien que donde quiera y con quien quiera que esté, sus hermanos y su madre principalmente, tendremos ese día para él un pensamiento. Don Alfonso sabe que siempre habrá para él un tequila, un refresco o un vaso con agua para que brindemos a su salud. Porque en estos sus primeros cincuenta años de vida, haya realizado sus anhelos y sus ilusiones … porque viva sus próximos cuarenta y diez en esas condiciones de dignidad … que Dios nos conserve su valiosa vida

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